La resurrección de Don Raúl.
Verdaderamente, como economista y filósofo, no creo en las casualidades, sino en las causalidades. Y, qué coincidencia que Don Raúl Ricardo se fuera justo cuando la “Reina no estaba,”?. Como presidente se encontraba un hombre bueno pero débil, como Cobos, dominado por sus ansias de poder y volver a insertarse en sus raíces, después de haberlas abandonado y ayudar a ganar a los nefastos personajes que hoy nos gobiernan y él no abandona su lugar, no les parece poco digno su accionar y mucha casualidad lo sucedido?
Pero bien, elucubraciones aparte. Don Raúl hacía ya varios días estaba en coma y podría haber estado unos más. Pero el destino o la “Mano de Dios”, quiso que precisamente su muerte ocurriera cuando a la UCR, le convenía y así sucedió.
De esa forma, su muerte, sirvió para no solo recordarlo como hombre honesto y limpiar todos sus errores como Presidente, sino también para que la UCR, volviera a aparecer como oposición a una verdadera dictadura civil, que ha convertido a la Argentina en una monarquía absolutista al mejor estilo Francés del siglo XVII. A las personas públicas se las juzga por su accionar, no por sus virtudes personales, ni tampoco por sus acciones privadas. Pero cuando la conveniencia obliga, en este país generoso, todo es posible.
Pero, por desgracia, también sirvió para resucitar muertos políticos como, Marcelo Stubrin, Casella, Moreau, Angeloz, y Fernández Lastra, y otros tantos que se encontraban desaparecidos en combate. Y sin embargo a la hora de su muerte resucitaron y hasta se peleaban para saber quien hablaba primero y quien cerraba el acto, como si su muerte hubiera sido una comedia más de las tantas que ha producido este país.
La UCR, si conocen la historia desde su fundador Leandro Alem, que terminó suicidándose a raíz de la traición sufrida de su hijo dilecto y sobrino Hipólito Irigoyen, nunca sirvió cuando fue gobierno. Siempre fue un partido de comité, de tribuna, de oposición. La Argentina necesita un cambio urgente y una oposición organizada. Pero este cambio debe surgir de un hacer “borrón y cuenta nueva”. Necesitamos gente capaz en todos los puestos ejecutivos y legislativos y que no hayan ocupado cargos públicos por lo menos desde hace más de 30 años; y sobretodo basándonos en coincidencias programáticas que sirvan para refundar la “república perdida”.
No va a ser tarea fácil, porque precisamente en estos momentos carecemos por los males padecidos de una juventud pensante. Tenemos por delante 2 o 3 generaciones de “cabezas quemadas” por la ignorancia, la droga y la miseria a que fueron sometidos o de las cuales fueron víctimas inocentes. Y los que pudieron zafar gozan de mejor vida en el primer mundo y dudo quieran regresar a este infierno de corrupción, falta de seguridad, educación y justicia.
Llamar “padre de la democracia” al Dr. Alfonsín me parece un exabrupto, propio de un discurso típicamente radical de comité. Fue, simplemente un hombre, que como presidente hizo desastres, como correligionario cometió traiciones y como hombre su único mérito fue haber sido honesto, como lo somos la mayoría de hombres de bien que han soportado durante décadas a esta clase política, que perdura en el tiempo como verdaderos inmortales.
Verdaderamente, como economista y filósofo, no creo en las casualidades, sino en las causalidades. Y, qué coincidencia que Don Raúl Ricardo se fuera justo cuando la “Reina no estaba,”?. Como presidente se encontraba un hombre bueno pero débil, como Cobos, dominado por sus ansias de poder y volver a insertarse en sus raíces, después de haberlas abandonado y ayudar a ganar a los nefastos personajes que hoy nos gobiernan y él no abandona su lugar, no les parece poco digno su accionar y mucha casualidad lo sucedido?
Pero bien, elucubraciones aparte. Don Raúl hacía ya varios días estaba en coma y podría haber estado unos más. Pero el destino o la “Mano de Dios”, quiso que precisamente su muerte ocurriera cuando a la UCR, le convenía y así sucedió.
De esa forma, su muerte, sirvió para no solo recordarlo como hombre honesto y limpiar todos sus errores como Presidente, sino también para que la UCR, volviera a aparecer como oposición a una verdadera dictadura civil, que ha convertido a la Argentina en una monarquía absolutista al mejor estilo Francés del siglo XVII. A las personas públicas se las juzga por su accionar, no por sus virtudes personales, ni tampoco por sus acciones privadas. Pero cuando la conveniencia obliga, en este país generoso, todo es posible.
Pero, por desgracia, también sirvió para resucitar muertos políticos como, Marcelo Stubrin, Casella, Moreau, Angeloz, y Fernández Lastra, y otros tantos que se encontraban desaparecidos en combate. Y sin embargo a la hora de su muerte resucitaron y hasta se peleaban para saber quien hablaba primero y quien cerraba el acto, como si su muerte hubiera sido una comedia más de las tantas que ha producido este país.
La UCR, si conocen la historia desde su fundador Leandro Alem, que terminó suicidándose a raíz de la traición sufrida de su hijo dilecto y sobrino Hipólito Irigoyen, nunca sirvió cuando fue gobierno. Siempre fue un partido de comité, de tribuna, de oposición. La Argentina necesita un cambio urgente y una oposición organizada. Pero este cambio debe surgir de un hacer “borrón y cuenta nueva”. Necesitamos gente capaz en todos los puestos ejecutivos y legislativos y que no hayan ocupado cargos públicos por lo menos desde hace más de 30 años; y sobretodo basándonos en coincidencias programáticas que sirvan para refundar la “república perdida”.
No va a ser tarea fácil, porque precisamente en estos momentos carecemos por los males padecidos de una juventud pensante. Tenemos por delante 2 o 3 generaciones de “cabezas quemadas” por la ignorancia, la droga y la miseria a que fueron sometidos o de las cuales fueron víctimas inocentes. Y los que pudieron zafar gozan de mejor vida en el primer mundo y dudo quieran regresar a este infierno de corrupción, falta de seguridad, educación y justicia.
Llamar “padre de la democracia” al Dr. Alfonsín me parece un exabrupto, propio de un discurso típicamente radical de comité. Fue, simplemente un hombre, que como presidente hizo desastres, como correligionario cometió traiciones y como hombre su único mérito fue haber sido honesto, como lo somos la mayoría de hombres de bien que han soportado durante décadas a esta clase política, que perdura en el tiempo como verdaderos inmortales.
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